La interacción social cara a cara es fundamental para la salud física y mental. Las situaciones del mundo pueden hacer que toque hacer ajustes.

La falta de interacción con los compañeros es especialmente angustiosa durante la adolescencia, un período sensible del desarrollo social en el que las relaciones con los compañeros se vuelven cada vez más importantes. Otra característica de esta etapa (entre los 10 y los 24 años) es una mayor susceptibilidad a problemas de salud mental. De hecho, el 75 por ciento de los problemas de salud mental entre los adultos comienzan antes de los 24 años, lo que hace que la adolescencia no solo sea una época de oportunidades, sino también una época de riesgos considerables.

Hay que ser resilientes

La resiliencia a menudo se describe como una capacidad innata para proteger a las personas del estrés. Sin embargo, esta no es toda la historia, y en este artículo intentamos proporcionar más contexto sobre qué es la resiliencia, si se puede medir y cómo, y cómo se puede fomentar en los jóvenes.

La ventaja de tener múltiples factores que influyen en el funcionamiento resiliente es que la resiliencia se puede mejorar al proporcionar a los jóvenes los recursos o habilidades adecuados para enfrentar mejor el estrés. Como tal, hay muchas acciones concretas que se pueden tomar para ayudar a los jóvenes a desarrollar y mantener la resiliencia, especialmente durante la pandemia actual. Por ejemplo, la tecnología digital y las redes sociales pueden ayudar a mantener amistades en línea. Además, escribir en un diario o configurar una carpeta de correo electrónico para sentirse bien puede mejorar la capacidad de los jóvenes para recordar interacciones sociales positivas.

Las escuelas tienen que participar

Además, las familias, las escuelas y los docentes también tienen un papel clave que desempeñar. Por ejemplo, los miembros de la familia pueden modelar formas de mantenerse conectados con amigos (p. ej., escribir cartas o actividades al aire libre socialmente distanciadas), y pueden hablar sobre el valor de la conexión humana y lo que significa cultivar amistades. Las escuelas podrían crear «sistemas de amigos» virtuales para que los niños se unan e interactúen después de la escuela, e implementar ejercicios que enseñen estrategias positivas de interacción entre compañeros. En resumen, el dicho “una ciudad cría a un niño” también se aplica a la resiliencia infantil: una pequeña ciudad que lo tiene todo es realmente el mejor lugar para criar a un niño resiliente.

Considerándolo todo, la resiliencia no es una habilidad innata estática que se tiene o no se tiene. La resiliencia describe aspectos del proceso de responder bien al estrés y adaptarse. Es probable que este proceso cambie con el tiempo y se puede mejorar con los recursos apropiados.

Equipo Psiquiatras Online

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