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Otro mito frecuente sobre la adicción al alcohol y otras drogas

 

 

Una creencia frecuente respecto del consumo del alcohol y otras drogas es que se puede desarrollar dependencia para cada una de ellas por separado.

Por ejemplo, un cierto nivel de dependencia al alcohol, cierto nivel de dependencia a la marihuana, otro nivel distinto hacia la cocaína, etc.  Esta forma de entender el desarrollo de una dependencia surge, entre otras, a partir de dos experiencias frecuentes:

  1. Tener una preferencia personal por una sustancia por sobre otra
  2. Haber vivido consecuencias indeseadas relacionadas con el consumo de una, pero no de otra.

Ambas experiencias, a la vez, están mediadas por los significados personales y sociales relacionados con una u otra droga.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que, en un nivel biológico, las distintas drogas con potencial adictivo activan el mismo circuito neuronal de recompensa.

Frente al consumo sostenido de cualquier droga que afecte el circuito de recompensa se va generando, con el tiempo, la necesidad de dosis cada vez mayores para activarlo, así como la pérdida de la capacidad de activarse de otras formas y sin el uso de sustancias.

Para esto no importa el significado o las preferencias personales. Si el consumo se produce en un contexto recreativo, ritual o médico; si es legal o ilegal, ni las consecuencias personales o sociales.

En este sentido, a través del consumo sostenido se desarrolla una dependencia a las drogas para activar el circuito neuronal de recompensa y no una dependencia a una u otra droga en específico.

Saber esto es importante para entender que:

  1. Respecto del riesgo de desarrollar una dependencia, el uso de distintas drogas es acumulativo
  2. Una vez que alguien ya ha desarrollado una dependencia, si deja de consumir una droga, pero mantiene el consumo de otra, puede reducir algunas consecuencias negativas, pero la dependencia seguirá igual que antes

Una posibilidad bastante frecuente es que a largo plazo aumente significativamente el consumo de la droga que ha decidido mantener, vuelva con el tiempo a consumir la droga que había dejado, o bien incorpore otra droga nueva a su consumo que reemplace la que ha dejado.

La decisión entre la abstinencia total y la reducción del consumo -o reducción de daño- representan dos estrategias de abordaje distintas, cada una con sus “pro” y sus “contra”, a tener en cuenta para cada persona.

Psicólogo Domingo Salvo
Equipo Psiquiatras Online

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