En algún momento de nuestras vidas, tarde o temprano todos nos enfrentamos al rechazo. Puede ser el rechazo del amor, el trabajo, la amistad o incluso la familia, pero todos terminamos lidiando con ese sentimiento de «no me gustas» o «ya no le gusto» que afecta la forma en que nos vemos a nosotros mismos.

Desde el nacimiento hasta la vida, formamos nuestra propia imagen. Esta imagen se construye sobre cómo nos veían nuestros padres, cómo nos hacían sentir en nuestro entorno, cómo nos vemos a nosotros mismos, si uno está a gusto con nosotros mismos, y más aspectos que iremos acortando para no desviarnos de aquí viene la pregunta. El punto importante de esto es que cuando experimentamos rechazo, nuestra imagen de nosotros mismos se ve afectada por la realidad: no le gustamos a todo el mundo.

¿Por qué me duele tanto el rechazo?

El rechazo produce la más diversa gama de emociones, y varían no solo de persona a persona, sino también según cuán invertido esté el vínculo o quién prevea una reacción diferente. Por ejemplo, no es lo mismo ser rechazado en una discoteca por alguien que no conoces (aunque muchas personas pueden sentir un dolor más urgente, no por esa persona sino por el sentimiento de «me volvió a pasar lo mismo»), como cuando se trata de amor rechazado por tus amigos.

¿Cómo sanar el propio rechazo?

Por suerte o por desgracia, como dijimos antes, no existe una varita mágica que pueda sacar a una persona de esta situación ilesa. No cuando se trata realmente de una persona importante, hay expectativas para esa persona, o como decíamos antes, cuando también peligra el sentimiento de “nunca gustar”.

Cuando el rechazo se vuelve excesivamente doloroso, puede causar angustia extrema, manifestándose como ansiedad, problemas para disfrutar la vida, interfiriendo en sus relaciones con los demás, etc. A la luz de esto, es importante consultar a un profesional, ya que este «exceso» sugiere que hay más en el interior que una negación reciente.

Un ejemplo tonto, pero puede usarse para explicar mejor lo que quiero decir. El dolor excesivo indica otra cosa, como fiebre; la fiebre es un indicador de que algo anda mal en alguna parte del cuerpo. Bueno, lo mismo ocurre cuando hablamos de rechazo.

Equipo Psiquiatras Online

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