• Augusto Leguía Sur 79, of. 407, Las Condes, Santiago de Chile

Estrategias para que negocies con una persona enferma de Alzheimer

Aquí, le vamos a decir algunas cosas que le facilitarán la convivencia y negociación con alguien con Alzheimer cuando las cosas se pongan difíciles.

Primer consejo: no malgastes energías en discusiones.

¿Adónde nos lleva por discutir sobre si tenemos que ir a algún lado o si llevar un abrigo? Desesperados no discutiremos con él/ella. ¿No quieres ir a un centro de día? No pasó nada, salimos de casa de todos modos, si nos preguntas, no nombramos el centro de día para nada, y caminamos hasta el discord.

Puede que nos sintamos mal por esa pequeña omisión/pequeña mentira, pero la energía que usaremos en la discusión, la podemos guardar para el resto del día

«No quiero ponerme abrigo» o «No quiero ponerme ropa», no le decimos que hace frío y que tiene que ponerse abrigo si no lo hace.

Podrías coger un resfriado y empeorará. Mientras el abrigo está en un segundo plano en su mente, seguimos haciendo otras cosas, confundimos la situación con algo completamente diferente (por ejemplo, «Oye, pero ¿qué bufanda tan bonita llevas?»), reflexionamos un poco.

Luego volvemos con una chaqueta para llevar las pesas. ¡Ojo! No se prestó atención, se lo pusimos sin decir nada, o se lo dimos mientras él estaba ocupado con los detalles, estábamos tratando de engañarlo, sin mencionar el maldito abrigo

Segundo Secreto: «¡Sorpresa!»

A todos nos abruman las sorpresas. Esta es tu función. Si estoy enojado/infeliz/no quiero cooperar y de repente alguien me sorprende, la nube negra permanecerá en segundo plano por un tiempo, y eso es lo que tenemos que tratar de lograr para evitar entrar en un bucle de colaboradores versus pacientes.

A veces están nerviosos, no quieren hacer nada de lo que sugerimos, se enojan, quieren irse…etc.

Esta situación a veces puede volverse incontrolable. ¡Vaya! ¡sorpresa! ¡Mira lo que tengo!

Todo lo que se te ocurra es válido aquí, enséñale un peluche, ponle una canción, dale un beso/abrazo, baila…etc. Se trata de cambiar el chip que le sorprende y le pilla desprevenido. Te aseguro que funciona, lo prometo.

El tercer secreto, la entrada milagrosa a la casa

¡No vayas allí no puedes salir!: ¿Sonará? Incluso en casa, quieren ir (normalmente a casa). O simplemente quieren ir a otro lugar porque no quieren estar donde están.

Debes saber que lo hacen porque no conocen el entorno en el que se encuentran, aunque sea su casa. Dile «no te vayas para allá», «aún no podemos irnos» o «¡pero estamos en casa!» no funciona, aunque lo repitas cada 5 minutos, ¿por qué? Porque a veces el pedido no se les puede comunicar correctamente, no saben lo que significa.

Imagina que quieres ir a casa porque estás en un lugar que no conoces y alguien te dice en otro idioma que estás en casa porque eso es lo que perciben y a veces decimos que no entienden, entonces están muy tensos. Mejor cambiamos la situación tirando de la persona a otro lugar.

Una buena idea es dar un paseo. Si está en la casa, funciona. Caminar les hace sentir que realmente se están yendo, incluso si solo están en el vestuario, lo cual funciona.

 

Equipo Psiquiatras Online

 

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