La soledad es la diferencia entre el número y la calidad de las relaciones que queremos tener y las relaciones que realmente tenemos. Podemos tener solo dos amigos, pero si nos complementamos y satisfacen nuestras necesidades, no nos sentiremos solos. Asimismo, podemos sentirnos solos aún teniendo muchos amigos.

Pero la soledad no se limita a cómo nos sentimos. También puede llevarnos a actuar de manera diferente porque tenemos menos control sobre nosotros mismos. Por ejemplo, es más probable que pidamos un pastel de chocolate justo después de un almuerzo real, pidamos comida para llevar para la cena o tengamos menos ganas de hacer ejercicio, lo cual es importante para la salud física y mental. En ese estado, también es probable que actuemos agresivamente hacia los demás.

La soledad no se soluciona juntándote con más personas

A veces la gente piensa que la única forma de lidiar con la soledad es hablar con más personas. Si bien esto puede ayudar, es cómo vemos la realidad, no la cantidad de contactos que tenemos. Cuando nos sentimos solos, comenzamos a ver el mundo y a actuar de manera diferente. Percibimos más fácilmente las amenazas, tememos más el rechazo y nos volvemos más críticos con quienes nos rodean. Las personas pueden sentir esto y comenzar a distanciarse de nosotros, lo que exacerba aún más la soledad.

Las investigaciones muestran que las personas que no se sienten solas tienen más probabilidades de sentirse solas si pasan el rato con personas que no se sienten solas. La soledad es contagiosa, al igual que la felicidad. Es más probable que seamos felices cuando estamos con personas felices.

También hay un gen de la soledad que se puede heredar. Esto no significa que terminaremos solos en nuestras vidas, pero puede afectar cuán dolorosamente nos sentimos desconectados de la sociedad. Las personas con este gen sufren más cuando no tienen las relaciones que desean.

Malas noticias para los hombres. La mortalidad por esta causa es mayor en hombres que en mujeres. No son tan fuertes ya menudo están más deprimidas que las mujeres en la misma situación. La razón de esta diferencia es que, en general, los hombres no suelen expresar sus emociones en sociedad, y si lo hacen, son juzgados con dureza. Es por eso que es posible que ni siquiera admitan su situación y esperen más tiempo antes de buscar ayuda. Esto puede tener graves consecuencias para su salud mental.

 ¿Cómo salir de la espiral?

Hay algunas cosas que podemos hacer para superar la soledad y mejorar nuestra salud mental. Un estudio analizó diferentes formas de combatir esto, como ampliar el número de personas con las que hablamos, mejorar nuestras habilidades sociales o aprender a halagar a los demás. Pero parece que la mejor opción es cambiar la forma en que las personas piensan sobre las cosas que les rodean.

Tenemos que darnos cuenta de que, a veces, la razón por la que alguien no está con nosotros no es porque hayamos hecho algo malo, sino porque todos pueden sufrir imprevistos. Tal vez la persona que queríamos conocer no pudo aceptar nuestra invitación porque apenas le informamos que había quedado para tomar una copa con otra persona. Las personas que no están solas son conscientes de este tipo de situaciones, y no se desaniman ni se martirizan cuando alguien declina su invitación. Cuando culpamos de nuestros fracasos no a nosotros mismos, sino al medio ambiente, nos volvemos más fuertes y más resistentes a los golpes que la vida nos lanza.

Decir adiós a la soledad es decir adiós a la duda y la desconfianza hacia los demás. Entonces, la próxima vez que nos encontremos con alguien, debemos tratar de deshacernos de ese escudo para que podamos encontrarnos con nosotros mismos también. Nunca sabes lo que te depara el destino.

Equipo Psiquiatras Online

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