¿Crees que los grifos del baño tienen forma de cara? ¿La bolsa te sonríe cuando la abres? No te preocupes, esto nos pasa a todos. La percepción de rostros en objetos inanimados se conoce como pareidolia, un fenómeno psicológico del cerebro humano, una ventaja evolutiva que facilita la interacción social y nos ayuda a descifrar nuestro entorno casi al instante… aunque a veces nos equivocamos.

La palabra pareidolia, derivada del griego eidolon (imagen, figura, apariencia) y el prefijo para (similar a, junto a), es un fenómeno psicológico que implica el reconocimiento de patrones importantes (como la cara o el cuerpo) estímulos en un vago y manera aleatoria. Como explica el ingeniero informático y experto en neurociencias Jeff Hawkins, el cerebro es una máquina predictiva que, ante información dispersa, la especifica correlacionándola con patrones similares conocidos.

Varios miembros del Instituto Beckman de Ciencia y Tecnología Avanzadas de la Universidad de Illinois publicaron un elocuentemente titulado «Las papas fritas son realmente como Elvis» en 2011, profundizando en el fenómeno de la ensoñación y sus efectos neuronales.

Una de sus conclusiones se centra en la región fusiforme de la cara, la parte principal del sistema visual humano que se especializa en el reconocimiento de rostros, y se encuentra en la corteza inferotemporal, que es activada por ciertos objetos, como ocurre con la magnetoencefalografía. Un análisis de estos rostros lo atestiguan.

Por lo tanto, el estudio sugiere que encontrar significado en estímulos ambiguos parece depender de evaluaciones conceptuales y procesamiento cortical de eventos, similares a los observados en objetos familiares: «Para el cerebro, las papas fritas vagamente parecidas a Elvis pueden ser rock and roll. Rey..»

Este proceso de explicación de la alucinación se define como la rotación fusiforme de la región cerebral asociada a ella, y cuando vemos un rostro en un objeto, nos cuesta dejar de verlo: solo vemos a Elvis, pagamos con mucho esfuerzo, ya no vemos instantáneamente papas fritas de nuevo.

¿Para qué sirve la pareidolia?

Un hombre descansando en su cueva, vio una sombra amenazante en la pared, de inmediato se alertó y se dispuso a defenderse, pero la sombra pasó, era solo una nube. Pero si se trataba de un depredador, como sospechó inicialmente su cerebro, esta alerta temprana le habría salvado la vida.

Para nuestros antepasados, la pareidolia, las formas borrosas en patrones reconocibles, podría haber significado la diferencia entre la vida y la muerte. En este sentido, se cree que este procesamiento inconsciente de la información es fundamental para agilizar el juicio y la toma de decisiones cuando se requiere una respuesta rápida ante una amenaza u oportunidad, habilidad que también será utilizada a la hora de cazar.

¿El origen del arte? El investigador chileno y experto en arqueoastronomía Patricio Bustamante Díaz ha realizado una interesante investigación sobre la relación entre la fantasía y los orígenes del arte y el animismo o astrología. En el aspecto artístico, Bustamante señala varios ejemplos en los que los primeros artistas rupestres utilizaron la fantasía de la piedra para reconstruir animales, solo con algunos detalles para mejorar la semejanza.

Más recientemente, la pareidolia se ha utilizado conscientemente para crear ambigüedad y distracción en artistas como el popular Arcimboldo o tendencias como el surrealismo.

En otro sentido, Bustamante también señala cómo los orígenes del culto a ciertos accidentes geográficos, como las montañas, están muy relacionados con fenómenos utópicos, lo que también sucedió cuando la astrología comenzó a nombrar constelaciones, por su similitud con objetos, animales o personas: el zodíaco en sí es un buen ejemplo.

Miles de años después, ya no estamos rodeados de depredadores potenciales, pero las alucinaciones aún brindan a los humanos un conjunto considerable de habilidades, como la interacción social. Porque la pareidolia no se trata solo de reconocer caras instantáneamente, se trata de leer información sobre esas caras. Así vemos bolsas que nos sonríen o botes de basura que se burlan de nosotros.

La pareidolia juega un papel importante

Al confundir los objetos con las caras, el cerebro cree que también tiene un cerebro capaz de expresar emociones, algo esencial para la interacción social. Así es como podemos entender cómo se siente una persona mirando su rostro, porque ya sabemos que el rostro es el espejo del alma, aunque ese rostro en realidad está hecho de vapor de agua en las nubes.

En última instancia, la pareidolia también juega un papel importante en el estudio de ciertas enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson. Algunos estudios han demostrado que estos pacientes tienden a experimentar más alucinaciones de lo habitual. En este sentido, no hay que olvidar que el fenómeno de la pareidolia también se utiliza en el popular test de Rorschach para la evaluación psicológica.

Equipo Psiquiatras Online

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