El dolor es parte natural de una pérdida; ya sea de un ser querido, una relación, la salud, el trabajo, entre otros.

 

El duelo no es un proceso lineal y se necesita tiempo para decir adiós. Como cada persona experimenta el duelo de manera diferente, la duración y la intensidad de las emociones son variables.

El duelo es doloroso y es importante que a aquellos que sufren una pérdida se les permita el tiempo que necesitan para expresarlo.

Etapas

  1. Negación: permite amortiguar el golpey aplazar parte del dolor que nos produce la pérdida. Aunque parezca una opción poco realista, tiene su utilidad para nuestro organismo. Ayuda a que el cambio del estado de ánimo no sea tan brusco para dañarnos.

Puede ser explícita o no. Aunque nos expresemos verbalmente aceptando la información que un ser querido ha muerto, en la práctica nos comportamos como si eso fuese una ficción transitoria. La negación es explícita cuando se niega de manera directa la posibilidad que se haya producido la muerte.

 

  1. Ira: La rabia y el resentimientoque aparecen en esta etapa son fruto de la frustración que produce saber que se ha producido la muerte y no se puede hacer nada para revertirla.

El duelo produce una tristeza profunda que sabemos no puede ser aliviada actuando sobre su causa, porque la muerte no es reversible. Además, la muerte es percibida como el resultado de una decisión y por eso se buscan culpables. Así, en esta fase de la crisis lo que domina es la disrupción, el choque de dos ideas -la vida es lo deseable y la muerte es inevitable- con una carga emocional muy fuerte, por lo que es fácil que se den estallidos de ira.

Aunque una parte de nosotros sepa que es injusto, la rabia se dirige contra personas que no tienen la culpa de nada, o incluso contra animales y objetos.

 

  1. Negociación: En esta etapa se intenta crear una ficción que permita ver la muerte como una posibilidad que estamos en posición de impedir que ocurra. De algún modo, ofrece la fantasía de estar en control de la situación.

En la negociación -que puede producirse antes de la muerte o después de ésta- fantaseamos con la idea de revertir el proceso y buscamos estrategias para que esto sea posible. Por ejemplo, es frecuente intentar negociar con entidades divinas o sobrenaturales para hacer que la muerte no se produzca a cambio de cambiar el estilo de vida y «reformarse».

Del mismo modo, el dolor es aliviado imaginando que hemos retrocedido en el tiempo y que no hay ninguna vida en peligro. Pero esta etapa es breve porque tampoco encaja con la realidad.

 

  1. Depresión: En esta etapa -que no es en sí el tipo de depresión que se considera un trastorno mental, sino un conjunto de síntomas similares- dejamos de fantasear con realidades paralelas y volvemos al presente con una profunda sensación de vacíoporque el ser querido ya no está.

Aquí aparece una fuerte tristeza que no se puede mitigar mediante excusas ni la imaginación. Nos lleva a entrar en una crisis existencial al considerar la irreversibilidad de la muerte y la falta de incentivos para seguir viviendo en una realidad en la que el ser querido no está. No solo hay que aprender a aceptar que la otra persona se ha ido, sino además hay que empezar a vivir en una realidad que está definida por esa ausencia.

En esta etapa es normal que nos aislemos más y nos notemos más cansados, incapaces de concebir la idea de que vayamos a salir de ese estado de tristeza y melancolía.

 

  1. Aceptación: es cuando se acepta la muerte del ser querido y se aprende a seguir viviendo en un mundo en el que ya no está. En parte esta fase se da porque la huella del dolor emocional del duelo se va extinguiendo con el tiempo, pero también es necesario reorganizar activamente las propias ideas que conforman nuestro esquema mental.

Aunque el duelo se describe en fases o etapas, se podría sentir más como una montaña rusa, con altos y bajos. Esto puede dificultar a la persona sentir que está progresando en su enfrentamiento con la pérdida.

Puede que una persona se sienta mejor por algún tiempo, solo para después volver a entristecerse. Algunas veces las personas se preguntan por cuánto tiempo durará el proceso de duelo y cuándo podrán experimentar algún alivio.

No hay respuesta para esta pregunta, pero sin duda uno de los factores fundamentales es la ayuda de un profesional de Salud Mental.

A veces no sabemos cómo dejar de sentirnos mal. No tienes que poner un límite de tiempo a la forma en que lloras. Sin embargo, puede ser útil hablar sobre el duelo en la terapia.

Es posible que tengas problemas para comprender cómo te sientes y hablar con un terapeuta te ayudará a comprender tus emociones para que puedas comenzar el proceso de curación después del dolor y la pérdida.

Psicóloga Bárbara González

Equipo Psiquiatras Online

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