Estos son los beneficios de tomar siestas, todos respaldados por estudios científicos:

Protección cardiovascular

Descansar durante la siesta reduce el estrés y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares hasta en un 37 por ciento. Durante el sueño, se libera la hormona del crecimiento, contrarrestando el cortisol, lo que fortalece el sistema inmunológico, reduce el estrés y la ansiedad, y ayuda en la reparación muscular y la pérdida de peso.

Reducción de la presión arterial

Un estudio realizado en el Allegheny College de Pennsylvania mostró que una siesta diaria de 45 minutos a una hora reduce la presión arterial y el ritmo cardíaco después de un día estresante.

Facilita el aprendizaje

La siesta aumenta la capacidad de aprendizaje en un diez por ciento, según investigadores de la Universidad de Berkeley. Descansar después del almuerzo permite asimilar nuevos conocimientos y consolidar los ya adquiridos, lo que mejora el rendimiento escolar y laboral.

Mejora la concentración

Incluso una siesta breve de seis minutos puede potenciar la memoria y ayudar en tareas que requieren recordar listas de palabras u objetos. Durante el sueño, los recuerdos recientes se transfieren para consolidarse en la memoria a largo plazo.

Facilita la resolución de problemas

La fase REM del sueño, en la que soñamos intensamente, ayuda a realizar conexiones entre ideas de manera más eficiente, según estudios realizados por Robert Stickgold, profesor de Psiquiatría de la Harvard Medical School.

Estimula la creatividad

Investigadores de la Universidad de Georgetown han observado que la siesta puede aumentar la actividad en el hemisferio derecho del cerebro, asociado con la creatividad.

Mejora los reflejos

Un estudio de la NASA con pilotos mostró que una siesta diaria de 26 minutos redujo los errores en el trabajo en un 34 por ciento y duplicó los niveles de alerta.

Mejora el estado de ánimo

Dormir durante la siesta aumenta la producción de serotonina, un neurotransmisor que influye en el sueño, el apetito y el estado de ánimo, lo que proporciona una sensación de bienestar y satisfacción.

Favorece el aprendizaje abstracto

Según investigaciones de un organismo estadounidense, los niños que toman siestas tienen una mejor capacidad para reconocer patrones y relaciones entre conceptos, lo que sugiere que la siesta favorece el aprendizaje abstracto.

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