La carga mental se refiere a la sensación de presión cognitiva y emocional debido a las demandas laborales, ya sean remuneradas o no. Experimentar una carga mental excesiva durante períodos prolongados puede afectar la calidad de vida, dando lugar a fatiga, insomnio, estrés crónico y trastornos emocionales como ansiedad, angustia y depresión.

En un mundo cada vez más exigente, los cambios en la modalidad y organización del trabajo han introducido nuevos riesgos psicosociales. Algunos grupos particularmente afectados por la carga mental son los teletrabajadores y las mujeres. La virtualización generalizada ha llevado a la sensación de estar siempre conectados, generando fatiga crónica e hiperalerta en los teletrabajadores. Además, persiste una desigual distribución de las tareas domésticas, que recae principalmente en las mujeres, debido a mandatos culturales que imponen responsabilidades adicionales además del trabajo remunerado.

Cuando se experimenta carga mental y estrés, es crucial:

Reconocerla

Tomar conciencia es el primer paso para generar cambios significativos hacia un mayor bienestar. Reflexionar sobre sentimientos, percepciones de control y frecuencia de estrés puede proporcionar claridad.

Favorecer la comunicación

Si notas una sobrecarga de tareas, valora tu tiempo y comunica tus necesidades a tu pareja y colegas. Establecer acuerdos equitativos en la división de responsabilidades puede aliviar la carga, y sentirte comprendido/a y validado/a es fundamental.

Enfocarse en lo esencial

En momentos de estrés, identifica lo importante y valioso para ti. Pregúntate sobre tus prioridades y qué aspectos puedes dejar de lado. Centrarte en lo esencial ayuda a manejar la carga.

Practicar la autocompasión

Utiliza frases de autocompasión en momentos de sobrecarga para cuidarte y ser compasivo/a contigo mismo/a. Buscar la paz y calma interna es fundamental.

Consultar con un/a profesional de la salud

La fatiga y el estrés relacionados con la carga mental pueden abordarse mediante psicoterapia y, en algunos casos, psicofarmacología. Terapias como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), especialmente la activación conductual para la depresión (BATD), han demostrado ser efectivas.

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