No se trata de una enfermedad mental. Se habla del síndrome cuando una persona experimenta una serie de síntomas y reacciones emocionales, cognitivas y motoras luego de una experiencia vital y a la que están ligados íntimamente.

El síndrome ha dado nombre a reacciones de presidiarios ante su real o posible puesta en libertad o a personas que tienen vidas incluidas en grandes periodos aislados por una enfermedad.

El síndrome hace alusión al temor y vivencias desagradables que se activan al exponerse a lo que sea salir del contexto y la situación estrictamente actual o de los últimos meses.

Se opta por la reclusión como forma de vida deseada ante la percepción de seguridad que conlleva.

Cuáles son los síntomas

Tiene una serie de síntomas compatibles como los que se encuentran en cualquier trastorno de ansiedad o fobia.

A nivel cognitivo

  • Pensamientos catastróficos que están más allá de los límites de casa.
  • Preparación y anticipación a posibles planes de acción si algo malo pasara.
  • Pensamiento en bucle que lleva al control tanto del entorno como de las propias reacciones.

A nivel fisiológico

  • Corazón acelerado o taquicardia.
  • Sudoración.
  • Respiración superficial y acelerada.
  • Nervios a nivel general
  • Irritabilidad
  • Hormigueo en extremidades como pies y manos.
  • Problemas para poderse quedar dormido.

Esto deja como consecuencia a largo plazo que se viva como: sobrevivir es el fin.

Cuál es el tratamiento

Todo lo que implique las emociones, tiene que tener un proceso de aprendizaje nuevo donde se vivan lo inofensivos que son los aspectos temidos. Hay que tener en cuenta:

  • Estar conectado con la meta de esfuerzos manteniendo presente que se trata de pasos en camino a la vida que se desea.
  • Hacer aproximaciones de modo paulatino y creciendo, con acciones sutiles para poco a poco aumentar la intensidad, duración y frecuencia.

Lo que se debe hacer desde casa

Debes conectar con todo lo que te hizo estar en esa cabaña dejó atrás y con lo agradable que era. Además:

  • Abre la mente y sé más flexible en las rutinas y patrones al momento de retomar aspectos dentro del nuevo espacio donde estés.
  • Encuentra nuevas actividades que te hagan sentir bien.
  • Ten metas a corto y mediano plazo.
  • Exponte a los estímulos temidos en función de la carga perturbadora desde los menos a los más estresantes.
  • Comparte vivencias y pensamientos con el círculo cercano.
  • No te apures pero tampoco ralentices, da espacio y ve a tu propio ritmo.

Si con todo esto no puedes progresar, pide hora con nosotros para ayudarte en el proceso de salir de la cabaña.

 

Equipo Psiquiatras Online

 

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