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La rabia buena: aprender a usarla sin destruirte

La rabia es una de las emociones más mal entendidas. Nos han enseñado a verla como algo negativo, peligroso, incluso vergonzoso. Desde pequeños escuchamos: “no te enojes”, “eso está mal”, “controla tu carácter”. Como resultado, muchas personas reprimen su rabia o, al contrario, la explotan sin control. Pero lo cierto es que la rabia —bien entendida— no es destructiva: es una emoción sabia que señala límites cruzados, necesidades ignoradas o injusticias vividas.

El problema no es la rabia. Es no saber qué hacer con ella.

Reprimir o explotar: dos extremos igual de dañinos

Quienes reprimen su rabia suelen volverse complacientes, sumisos o desconectados de sus propios límites. Tragan lo que les duele, se callan lo que les molesta, acumulan tensión hasta enfermar. La rabia no desaparece: se transforma en ansiedad, insomnio, tristeza crónica o síntomas físicos.

Del otro lado, están quienes explotan: no filtran, no regulan, no gestionan. La rabia sale en forma de gritos, reacciones impulsivas o violencia verbal. Después de esos estallidos, suelen aparecer la culpa, el aislamiento o el arrepentimiento.

Ambos extremos son señales de una misma herida: no haber aprendido a vivir la rabia como una aliada. Porque la rabia no es enemiga de tu bienestar. Es una emoción legítima que, si sabes leerla, puede ayudarte a protegerte, a actuar, a poner límites y a decir basta con dignidad.

Habitar la rabia sin que te habite a ti

Aprender a gestionar la rabia implica darle espacio, sin dejar que te controle. Significa reconocer cuándo aparece, identificar qué mensaje trae y expresarla de forma clara, sin herirte ni herir a otros. No se trata de ser “frío” ni de ser “explosivo”. Se trata de ser consciente.

En terapia, te ayudamos a reconectar con esa parte de ti que aprendiste a esconder. A nombrar lo que duele, sin miedo. A expresar tu rabia con firmeza, sin culpa. Porque tu voz merece espacio. Porque decir lo que molesta no te hace malo: te hace humano.

Si sientes que reprimes tanto que te apagas, o que explotas y luego no sabes cómo reconstruir, no estás solo. Aprender a vivir tu rabia puede ser una de las formas más sanas de volver a ti.

Equipo Psiquiatras Online


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