• Augusto Leguía Sur 79, of. 407, Las Condes, Santiago de Chile

El eco emocional: cómo ciertas heridas resuenan años después

No todo dolor se queda en el momento en que ocurrió. Hay heridas que siguen latiendo años después, como un eco suave, pero persistente. Situaciones que parecían superadas, pero que vuelven con fuerza ante un sonido, una mirada, una palabra. Esas reacciones que te sorprenden —“¿por qué esto me afecta tanto?”— muchas veces no hablan del presente, sino de un pasado que aún vibra dentro de ti.

Este fenómeno es real y tiene nombre: eco emocional. Es la forma en que tu cuerpo y tu mente te recuerdan que hay algo que no fue cerrado, algo que quedó pendiente, algo que necesita ser mirado desde otro lugar.

No es drama, es una señal emocional

Muchas personas se juzgan por sentirse “demasiado sensibles” o “exageradas” ante ciertas cosas. Pero la sensibilidad no es el problema. Lo que ocurre es que ese estímulo —por pequeño que parezca— está tocando una herida antigua, un momento en que te sentiste solo, rechazado, humillado, expuesto o no válido.

Esas experiencias, aunque hayan pasado hace mucho, no se borran. Se archivan en la memoria emocional. Y como todo lo emocional, no sigue las reglas del tiempo. Lo que ocurrió a los 10 años puede resonar igual a los 40 si nunca fue procesado. Y eso no significa que no hayas “sanado”. Significa que esa parte de ti aún busca ser escuchada.

Los ecos emocionales aparecen como tristeza. A veces lo hacen como rabia, apatía, ganas de huir, pánico o bloqueo. El cuerpo reacciona con fuerza porque no distingue entre el pasado y el presente: solo siente que algo similar está ocurriendo otra vez.

Escuchar el eco sin volver a la herida

La clave no está en evitar esos ecos, ni en tratar de “racionalizarlos” con frases como “eso ya pasó” o “no debería afectarme”. El trabajo está en darles espacio. En entender qué parte de tu historia se está activando, qué necesitas hoy que no tuviste entonces, y cómo puedes ofrecerte contención emocional real.

En terapia te ayudamos a identificar esos ecos emocionales, a diferenciar lo que es del presente y lo que es del pasado, y a dejar de pelear con tus reacciones. Porque cuando entiendes de dónde vienen, ya no te asustan: te informan. Son la forma más honesta que tiene tu cuerpo de decir: “esto aún me duele, pero quiero sanarlo”.

Si últimamente reaccionas con intensidad ante cosas pequeñas, si ciertas situaciones te descolocan sin razón aparente, o si algo dentro de ti te dice “esto ya lo viví”, no estás exagerando. Estás escuchando el eco de una herida que aún merece atención.

Equipo Psiquiatras Online


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