En este artículo te hablaremos del hambre emocional, y lo que deberías hacer con ello.

¿Qué es el hambre emocional?

No es ningún secreto que comer bien y saludablemente afecta el equilibrio y la calidad de vida de las personas. Pero no siempre nos gusta comer alimentos nutritivos. A menudo, debido a nuestro día a día estresante y agotador, buscamos la felicidad en alimentos ricos en calorías y grasas. Cuando esto sucede, es necesario estar atentos, ya que este antojo inmediato de ciertos tipos de alimentos para aliviar el estado de ánimo puede ser la ansiedad de comer.

La alimentación emocional no es una enfermedad, sino un trastorno alimentario con antecedentes psicológicos o conductuales. Quienes padecen problemas buscan alimento para encontrar sensaciones placenteras, deshacerse de las malas emociones y buscar alivio y consuelo. Estos sentimientos son efectivos al principio, pero no pasa mucho tiempo antes de que la comodidad de la comida se convierta en un sentimiento de culpa.

Síntomas del hambre emocional

El hambre emocional tiene características muy específicas y es muy diferente al hambre física. Los síntomas principales son:

  • Ansiedad por la comida
  • Arrepentimiento después de la comida
  • Comer como recompensa
  • Comer para aliviar el estrés o el mal humor
  • Comer para celebrar
  • Disposición a comer ciertos alimentos
  • Hambre repentina en situaciones difíciles
  • Incapaz de controlar las ganas de comer
  • La hora de la comida puede llegar antes de lo habitual
  • Placer o una fuerte sensación de alivio al comer
  • Sentirse culpable después de comer

¿Qué pasa si me doy cuenta de que tengo hambre emocional?

Lo primero que debes hacer cuando te das cuenta de que tienes un trastorno de ansiedad también es lo más difícil para algunas personas: ¡deje la dieta milagrosa! Dificultan este proceso, y con el tiempo los pacientes son capaces de percibirlo y modificarlo, encontrando nuevas y más formas de buscar el equilibrio entre la salud emocional y física y el peso. No siempre es posible hacer esto solo, y la mayoría de las veces el paciente termina sintiéndose perdido y caminando en círculos.

Intentan hacer un plan de comidas, pero pronto se encuentran devastados por comer en exceso o por la pérdida de alimentos. Este ciclo no solo es muy malo para la pérdida de peso, sino lo más importante para la autoestima del paciente, que comienza a perder su reputación después de numerosos intentos frustrados. Para romper este ciclo y recuperar el equilibrio es necesaria la terapia con un psicólogo especialista en el proceso de hambre emocional y pérdida de peso y, cuando sea necesario, con un nutricionista de apoyo.

Equipo Psiquiatras Online

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