Tu cuerpo guarda memorias. Cuando no expresas lo que sientes, cuando reprimes tu tristeza, rabia o miedo, el cuerpo encuentra formas de hablar por ti. Dolores inexplicables, tensión muscular, fatiga crónica o enfermedades psicosomáticas no siempre son casuales. Muchas veces, son gritos silenciosos que piden ser escuchados.
El lenguaje físico del dolor emocional
Cuando callas lo que sientes, el cuerpo lo traduce. El estómago se cierra cuando tragas tus palabras. La espalda duele cuando cargas con lo que no te corresponde. El insomnio aparece cuando no te permites descansar emocionalmente. Son señales sutiles, pero persistentes, de que algo necesita ser atendido.
Callar las emociones puede parecer lo más seguro, sobre todo si has aprendido que sentir es un riesgo o que mostrarte vulnerable es una debilidad. Pero a largo plazo, ese silencio emocional genera un malestar acumulado que termina pasando factura, muchas veces en forma de síntomas físicos sin causa médica aparente.
Escuchar lo que tu cuerpo viene diciendo hace tiempo
Escuchar al cuerpo no es solo prestar atención al dolor, sino preguntarte: ¿Qué estoy sintiendo realmente? ¿Qué emoción puede estar detrás de este malestar? A veces, lo que parece una simple contractura es el resultado de meses —o años— de estrés emocional sin procesar.
Comienza con prácticas simples: hacer pausas, respirar conscientemente, escribir cómo te sientes, o incluso hablar con tu cuerpo como si fuera un amigo. Lo importante es dejar de verlo como un enemigo que se queja y empezar a entenderlo como un aliado que te está avisando algo.
Si últimamente tu cuerpo habla más que tus palabras, si sientes que estás somatizando emociones que no sabes cómo liberar, es momento de buscar ayuda. Agenda una hora con nosotros. Podemos acompañarte a traducir ese lenguaje silencioso en bienestar emocional.
Equipo Psiquiatras Online