Amar es una experiencia hermosa, pero también puede convertirse en una forma de evasión. Muchas personas se vuelcan completamente en el cuidado, atención y amor hacia otros como una forma de evitar mirarse a sí mismas. Parecen generosas, entregadas, indispensables… pero en el fondo, están huyendo de su propio vacío interior.
Cuando amar al otro es un refugio para no sentirte
Entregarlo todo por otros puede parecer un acto noble, pero cuando se convierte en la única fuente de sentido personal, es una señal de alarma. Tal vez sientes que sin alguien a quien cuidar, tu vida se desmorona. Tal vez tu identidad depende de si estás o no en una relación. O tal vez te involucras emocionalmente demasiado rápido, esperando que el amor del otro llene lo que tú no sabes darte.
Amar así no es amor verdadero: es un escape. Porque mientras más te enfocas en el otro, menos espacio dejas para escuchar tu propio dolor. A menudo, detrás de esta entrega excesiva hay heridas profundas: abandono, baja autoestima, o una sensación de no ser suficiente si no estás haciendo algo por alguien más.
Volver a ti no es egoísmo, es necesidad
Dejar de huir implica comenzar a mirar hacia dentro. Pregúntate: ¿Qué siento cuando estoy solo? ¿Por qué me cuesta estar conmigo mismo sin necesidad de alguien más? ¿Qué me niego a ver de mí cuando me enfoco tanto en el otro?
Amar desde un lugar sano requiere estar presente contigo primero. No puedes dar amor verdadero si el que das es una forma de escapar. Empieza a construir una relación contigo basada en cuidado, no en juicio. Aprende a estar contigo, no para castigarte, sino para escucharte.
Si sientes que te estás perdiendo en los demás y no sabes cómo volver a ti, estamos aquí para ayudarte. Puedes agendar una hora con nosotros y comenzar ese viaje hacia ti mismo. El amor propio también se aprende.
Equipo Psiquiatras Online