Los esfínteres son músculos que parecen anillos que se cierran y abren de diversos conductos naturales en el cuerpo. Su finalidad es permitir el paso de la sustancia.

Hay 50 esfínteres en el cuerpo, el uretral, pilórico, pubilar y anal son los más conocidos.

 

El control de los esfínteres

Una norma social es un conjunto de normas que los seres humanos deben seguir para lograr la plena convivencia social. La micción y defecación voluntarias son un claro ejemplo de norma subjetiva, ya que responde no solo a mecanismos biológicos sino también a estructuras.

En cualquier caso, es interesante que «elegir cuándo ir al baño» también tiene claras implicaciones evolutivas.

Muchos animales (como mapaches, antílopes, caballos, eslizones y otros vertebrados) establecen baños públicos para minimizar el riesgo de infección en la población.

Un gran número de parásitos gastrointestinales excretan sus huevos en las heces del huésped, por lo que este es un mecanismo bien definido para evitar la propagación de patógenos.

¿Cómo controlar el esfínter?

El ano humano tiene dos músculos del esfínter: interno y externo. Ambos están en el recto, pero los músculos lisos internos y externos tienen estrías, es decir, los músculos internos son involuntarios y los músculos externos sí lo son.

Por otro lado, el esfínter uretral está compuesto por dos músculos que pertenecen a la misma unidad anatómica, y permite que la orina salga de la vejiga y salga del cuerpo a través de la uretra.

Control de esfínteres en niños

 

El control del esfínter infantil es un hito evolutivo a nivel individual y de especie. Estos procesos neurológicos y psicológicos suelen ocurrir entre los 18 y los 36 meses de edad, aunque ciertos trastornos congénitos pueden retrasar este importante evento.

  • El 25% de los bebés obtienen el control de los músculos del esfínter anal y urinario a los 24 meses (es decir, dos años).
  • El 85% lo logró a los 30 meses de edad.
  • 95% de los niños logran esto a los 36 meses de edad.
  • Cabe señalar que las niñas suelen alcanzar este hito del desarrollo antes que los niños. Sin embargo, casi todos alcanzan esa meta a los 42 meses o antes.

Además, es importante señalar que el control del esfínter anal generalmente se realiza antes que el control de la uretra. En general, las secuencias de adquisición autónoma siguen el siguiente patrón:

Para que el niño adquiera control sobre su estructura biológica es necesario el neurodesarrollo, pero también el crecimiento socioemocional.

Primero, la maduración biológica involucra ciertos cambios fisiológicos en el infante: esto involucra el control de los músculos que forman el esfínter, el reflejo de orinar y la habilidad de lograr la actividad motora requerida para lograr la «postura» del baño.

Todos estos mecanismos se desarrollan naturalmente a los 4 años, pero hasta el 10% de los niños del mundo no tienen control sobre sus deposiciones a esta edad.

La parte psicoemocional, por otro lado, pone su importancia en gran medida en el control emocional del infante. Por ejemplo, un niño pequeño puede defecar fuera del baño y fingir ante sus padres que no sabe cómo usar el baño en el trastorno negativista desafiante.

Para que un bebé vaya al baño correctamente, las emociones positivas deben triunfar sobre las emociones negativas. A continuación, veremos algunos de los eventos que pueden retrasar o dificultar el control de los esfínteres en los niños.

 

Problemas de entrenamiento para ir al baño del bebé

La micción incontrolable se llama enuresis y solo se considera en pacientes de 5 años o más sin causa orgánica (si hay un problema fisiológico subyacente, estos trastornos no se cuentan porque aquí si estamos hablando de una enfermedad física).

La enuresis no patológica estaba presente en el 82% de los niños menores de 2 años, y esta tasa se redujo al 7% a los 5 años, cuando comenzó a considerarse un trastorno.

En base a estos datos, está científicamente probado que la enuresis está asociada a dificultades psicológicas como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), problemas de conducta generalizados y otras entidades clínicas de esta naturaleza.

Como ves, el control de esfínteres va mucho más allá del paso del tiempo y la maduración individual.

Los factores genéticos, psicoemocionales, fisiológicos y evolutivos marcan cuándo y cómo los niños comienzan a orinar y defecar por sí solos, con base en un conjunto de normas sociales preestablecidas.

Si tu hijo o hija tiene problemas con el control de esfínteres, asegúrese de buscar ayuda profesional con nosotros, te podemos ayudar en el proceso.

Equipo Psiquiatras Online

 

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