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La Salud Mental está en deuda en nuestro país. Probablemente esto no es novedad para nadie, pero las cifras pueden ser más duras que lo esperado. Según la OMS -Organización Mundial de la Salud- un 23,2% de los chilenos tiene algún tipo de enfermedad psiquiátrica.

Asimismo, somos el segundo país de la OCDE -Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico- que más ha aumentado su tasa de suicidios durante los últimos 15 años. Se han incrementado considerablemente los trastornos de ansiedad, la depresión mayor y el estrés en nuestra población.

Frente a este panorama surge la obvia pregunta, ¿Por qué no buscar ayuda profesional? Altos costos, baja cobertura, escasez de especialistas en el sistema público, grandes distancias. Muchas respuestas para una sola pregunta.

Sin duda urge aumentar el gasto público en Salud Mental -que apenas bordea el 2,1% del presupuesto de salud– y claramente incrementar las coberturas de las prestaciones. Pero un tema que también hay que superar es el de las distancias geográficas.

La telemedicina ha sido una de las grandes innovaciones médico-tecnológicas de los últimos años. Acercar la salud a las personas sin importar en qué parte del planeta se encuentren ha sido la consigna.

“La telepsiquiatría es uno de los cuatro grandes campos que la tecnología abrirá en el futuro de esta práctica médica, a un nivel casi tan importante como el desarrollo de los psicofármacos durante el siglo XX”, afirma el estudio The Future of Digital Psychiatry, publicado en la revista Current Psychiatry Reports en agosto de este año.

De acuerdo con dicha investigación, el desarrollo en esta área beneficiará a los pacientes en aspectos como el diagnóstico temprano y tratamiento personalizado.

Pero quizás la revolución más importante que plantea la telemedicina para la salud mental tiene que ver con la facilidad del acompañamiento que el especialista puede realizar a lo largo de toda la evolución del paciente, dada la facilidad de acceso que ofrece la comunicación digital.

La telemedicina en salud Mental ya ha sido probada en el hemisferio norte demostrando una eficacia comparable a las consultas presenciales, debido a que esta especialidad en particular realiza un examen mental del paciente y es una alternativa para casos donde el tiempo y acceso geográfico cumplen un rol importante.

En España se utiliza desde hace al menos una década en el servicio público de salud para las etapas de diagnóstico, control de medicación y psicoterapia. Médicos de la Asociación Nacional de Psiquiatría Privada de ese país han afirmado que realizando “ajustes en la conducta comunicacional del profesional y aplicando los protocolos necesarios, los pacientes manifiestan gran satisfacción a lo largo de su tratamiento”.

Debido a factores culturales como la falta de educación emocional, o la noción de que debemos “ser fuertes” ante una situación adversa, muchas personas en nuestro país tienden a ignorar o subestimar sus problemas de salud mental, los cuales -si no se tratan adecuadamente- terminan afectando nuestra vida familiar y laboral, entre otras cosas.

El gran objetivo del mundo digital es en último término borrar las distancias que limitan la comunicación interpersonal. Al ser una herramienta de última generación, las investigaciones actuales y futuras contribuirán a perfeccionar su uso.

Desde ya su utilización resulta muy prometedora, especialmente para nuestra realidad geográfica, donde los especialistas están concentrados en ciertas zonas geográficas y las demandas de salud mental superan la oferta.

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