A veces no hay una causa clara. No ha pasado nada “grave”. Pero algo no está bien. Te sientes cansado, desconectado, sin ganas de nada. Haces lo que tienes que hacer, pero sin energía. Piensas que tal vez estás exagerando, pero en el fondo sabes que esto no es normal. Que estás sosteniéndote con esfuerzo. Que no puedes más, aunque no sepas ponerle nombre a lo que te pasa.
Y eso también es una forma de sufrir. Una que necesita ser escuchada.
No necesitas una razón concreta para pedir ayuda
Muchas personas postergan su salud mental porque sienten que “no tienen motivos suficientes”. Que no hay una crisis evidente. Que otros la están pasando peor. Pero la comparación no alivia. Solo te aleja de lo que realmente necesitas. La confusión emocional, el desánimo sin causa, el malestar crónico sin explicación clara… todo eso también merece atención.
No saber qué te pasa no invalida tu dolor. Al contrario, es una de las señales más frecuentes de que algo emocional está desordenado por dentro. Puede ser ansiedad, puede ser depresión, puede ser agotamiento. Pero no tienes por qué diagnosticarte tú. Lo importante es reconocer que ya no puedes más y que mereces apoyo.
Empezar a hablar es empezar a comprender
En terapia, no necesitas tener todas las respuestas. No tienes que llegar con claridad. Muchas veces el proceso empieza con frases como: “no sé qué me pasa”, “sólo sé que ya no me siento bien”, “me cuesta todo”. A partir de ahí, se va desenredando el nudo. Se va comprendiendo de dónde viene el malestar, qué lo sostiene, qué necesita ser atendido.
Cuando hablas, tu mundo interno empieza a ordenarse. Lo que antes era confusión comienza a tener sentido. Y con eso, vuelve poco a poco la energía, el deseo, la conexión contigo mismo.
Si estás en ese punto donde no puedes más, aunque no sepas por qué, es momento de hacer una pausa. De darte espacio para sanar. Podemos ayudarte a empezar ese camino, con respeto, sin juicios, con acompañamiento real.
Equipo Psiquiatras Online
