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Romper el estigma de la salud mental: pedir ayuda no es debilidad

Durante mucho tiempo, hablar de salud mental fue casi un tabú, se asumía que quien pedía ayuda “no podía con su vida”, que ir al psicólogo era para locos o que la tristeza se resolvía “poniéndole ganas”.

Pero eso no es fortaleza, es silencio aprendido.

El estigma de la salud mental persiste en muchas familias, trabajos y entornos donde se confunde la vulnerabilidad con debilidad. Y por eso, tantas personas siguen sufriendo en silencio, fingiendo que están bien, mientras por dentro se apagan un poco más.

El peso de lo que no se dice

El estigma de la salud mental hace que la gente oculte su dolor por miedo a ser juzgada. Nos enseñaron a ir al médico cuando te duele algo, pero no cuando duele el alma.

Así, miles de personas viven atrapadas entre la vergüenza y la necesidad de ayuda. Evitan hablar de ansiedad, depresión o trauma, creyendo que eso las hace “menos”.
En consulta, escuchamos frases como: “no quiero que mi familia se entere que vengo al psicólogo”.

Y lo cierto es que pedir ayuda no te hace débil, te hace consciente.

Cuando te das permiso de hablar, algo cambia, se abre un espacio de alivio donde ya no tienes que fingir. La terapia no es un lugar de juicios, sino de comprensión.

Cómo romper el silencio y empezar a sanar

  1. No tienes que esconder lo que sientes, ya que todos, en algún momento, necesitamos apoyo emocional.
  2. Si alguien te dice que “eso es para locos”, recuerda que esos mitos nacen de la ignorancia, no de la verdad.
  3. Contar tu experiencia ayuda a otros a atreverse. Cada voz que se alza contra el silencio rompe un poco más el estigma.

Un terapeuta te acompaña. Pedir ayuda no es rendirse es responsabilidad por tu bienestar.

Equipo Psiquiatras Online


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