Nadie puede desconocer que estamos en tiempos especiales, nuestro día a día es muy distinto al de años anteriores. Los adultos estamos preocupados por nuestros trabajos, por nuestra economía, por no enfermarnos, por si los políticos han manejado bien o mal la pandemia, por si el colegio de nuestros hijos manda mucha a poca tarea, en fin, un montón de motivos para estresarnos y con justa razón reclamar. Creo que nuestra psiquis como sociedad pocas veces en la historia ha estado sometida a tanto estrés e incertidumbre.

            Ahora, ¿qué pasa en las pequeñas cabecitas de nuestros niños? Me imagino sus pequeños cerebros con un gran signo de interrogación. Para ellos no ha sido nada fácil dejar de ir al colegio, de ver a sus amigos, no poder jugar al aire libre y observar a sus padres muchas veces alterados o preocupados.

Si nos vamos a lo más concreto, las denuncias por violencia intrafamiliar han aumentado en una forma extraordinaria en este tiempo de confinamiento. Si además consideramos que tenemos uno de los peores índices de Salud Mental Infanto Juvenil a nivel mundial y el peor del mundo en menores de 6 años. Sííí el PEOR del mundo. Nuestro panorama no puede ser mas preocupante.

En la mayoría de los hogares de Chile y el mundo están pasando cosas ¿cuándo debemos preocuparnos?

Podríamos esperar que nuestros niños, niñas y adolescentes estén un poco más lábiles, ansiosos, que hablen con frecuencia del tema de la pandemia, que teman contagiarse o perder a algún ser querido por esta enfermedad. Muchos de ellos tienen sus rutinas alteradas y no están durmiendo lo suficiente. Algunos querrán comer más, otros menos, a muchos de ellos les costara atender durante las clases y cumplir con sus demandas escolares desde la casa.

Por eso como adultos, padres, madres, cuidadores, profesores, etc, debemos estar muy atentos. Salir de nuestra caótica nueva realidad unos minutos al día y mirarlos, mirarnos y movilizarnos si corresponde.

Debemos preocuparnos y buscar ayuda cuando vemos que estos síntomas aumentan su intensidad e interfieren en el funcionamiento del día a día del niño:

  • No quiere jugar
  • No quiere interactuar con sus pares (virtualmente)
  • Existe una importante alteración del sueño
  • En niños más grandes y adolescentes siempre es indicador de alto riesgo el pensar en morir, hacerse daño o realizar un intento de suicido.

Dada la situación extraordinaria por la que estamos pasando y en caso que veamos algunas de las situaciones antes descritas, debemos buscar la ayuda de especialistas en salud mental infantil.

Dra. Marcela Ortega Mogilevich

Psiquiatra Infanto-juvenil

Equipo Psiquiatras Online

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