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Niños con ansiedad: señales que los padres suelen confundir con rebeldía

No todos los cambios de conducta en los niños son rebeldía. Muchas veces, detrás de un aparente mal comportamiento, se esconde la ansiedad. Reconocerlo a tiempo puede marcar la diferencia entre etiquetar a un niño como “problemático” y ayudarlo a gestionar lo que siente de manera sana.

Ansiedad infantil: más que nervios o berrinches

La ansiedad en los niños no siempre se manifiesta con palabras. Ellos, a menudo, no saben cómo expresar el miedo, la preocupación o la tensión interna que sienten. Por eso, lo comunican a través de su conducta. Lo que para un adulto parece desobediencia o rebeldía, puede ser, en realidad, la forma que el niño tiene de pedir ayuda.

Un niño con ansiedad puede mostrarse inquieto, distraído o con explosiones emocionales repentinas. También puede evitar ciertas situaciones, resistirse a ir a la escuela o quejarse de dolores físicos que no tienen causa médica. Estos comportamientos suelen confundirse con caprichos o falta de disciplina, pero en realidad son señales de que algo más profundo está ocurriendo.

Entender esto es clave para no castigar conductas que necesitan comprensión. La ansiedad no es falta de carácter ni mala educación: es una respuesta emocional que requiere acompañamiento.

Señales que pueden estar indicando ansiedad

Existen comportamientos que los padres suelen pasar por alto o confundir con rebeldía. Algunas de las señales más comunes son:

  • Irritabilidad constante: el niño parece estar siempre a la defensiva o enojado.
  • Dificultad para concentrarse: se distrae con facilidad y le cuesta terminar tareas escolares.
  • Quejas físicas frecuentes: dolores de estómago, de cabeza o malestar general sin explicación médica clara.
  • Evitación de situaciones sociales o escolares: se niega a participar, pone excusas para no asistir o muestra temor excesivo.
  • Problemas de sueño: dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos o pesadillas.
  • Explosiones emocionales: llantos, gritos o actitudes desafiantes que parecen desproporcionadas.

Estas señales no significan necesariamente que un niño sea rebelde. Muchas veces son expresiones de ansiedad que, al no ser reconocidas, se agravan con el tiempo.

Si notas que tu hijo muestra estas conductas de manera recurrente, no lo interpretes únicamente como rebeldía. Mirarlo desde la empatía y con una visión más amplia puede ayudarte a comprender lo que realmente necesita.

Con apoyo profesional es posible identificar la ansiedad, darle herramientas al niño y acompañarlo a desarrollar una relación más sana con sus emociones. Te invitamos a pedir hora con nosotros y dar el primer paso hacia el bienestar de tu hijo y de toda la familia.

Equipo Psiquiatras Online


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