Desde hace mas de 2 meses la Pandemia por COVID-19 se instaló en Chile, trayendo consigo medidas de salud pública que nos han hecho modificar drásticamente nuestra rutina y estilo de vida, además del temor a enfermar o a que seres queridos enfermen. 

Una pandemia se puede considerar en salud mental como un evento traumático en la vida de una persona (tanto individual como colectivamente) y, como tal, puede causar estragos en el bienestar emocional. Frente a un hecho traumático, existen distintos tipos de respuesta que puede tener un individuo. Primero están los resilientes, quienes pueden desarrollar alguna sintomatología leve y esperable luego del evento traumático pero mejoran rápidamente. Luego, están aquellos individuos que presentan síntomas psiquiátricos moderados, éstos tienen 2 posibles formas de evolucionar, una es a la mejoría completa, y otros, experimentan un empeoramiento de sus síntomas con el pasar del tiempo. Finalmente, tenemos el grupo más pequeño, de aquellas personas que padecen de enfermedades psiquiátricas de larga data (depresiones crónicas, adicciones, esquizofrenia, entre otras) y tienden a empeorar durante la crisis y hasta 2 años post-crisis, y su evolución generalmente es regresar a su basal. 

En emergencias y desastres naturales los trastornos severos aumentan en aproximadamente un 4% y los trastornos moderados aumentan en un 15-20% durante los 2 años siguientes al evento. No obstante, es importante destacar que la mayoría de las personas evolucionarán con un estrés psicológico que no es patológico.

Si con el aislamiento social y las nuevas condiciones de vida que hemos debido adoptar has comenzado a sentirte más ansioso, triste o irritable de lo habitual, o se han alterado tus ritmos biológicos a tal punto que perturbe tu vida, te invitamos a comunicarte con nosotros y solicitar ayuda de un profesional de salud mental para recibir orientación al respecto.

Por el momento, te recomendamos ante todo el autocuidado, respetando cuarentenas obligatorias y voluntarias cuando es posible. Y durante este período, existen algunas medidas que nos pueden ayudar a cuidar de nuestra salud mental, por ejemplo: Mantener en lo posible una rutina que diferencie días laborales de días de descanso, sin sobrecargarse. No esperar rendir igual que antes, recordar que un estado de pandemia produce estrés lo que nos impide funcionar normalmente. No transmitir esta exigencia al resto de tu familia y niños. Evitar conductas de riesgo como aumento del consumo de alcohol u otras drogas.

 

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