• Augusto Leguía Sur 79, of. 407, Las Condes, Santiago de Chile

Cuando tus metas son cárceles disfrazadas

Las metas son esenciales. Nos dan dirección, nos motivan, nos ayudan a crecer. Pero, en ocasiones, una meta deja de ser un motor y se convierte en una trampa. Una cárcel disfrazada de propósito. Cuando eso ocurre, ya no avanzas con ilusión, sino con presión. Ya no actúas desde el deseo, sino desde la obligación. Y en lugar de sentirte vivo, te sientes atrapado en tu propio plan.

Este fenómeno es más común de lo que se cree. Especialmente en personas autoexigentes, perfeccionistas o con una fuerte necesidad de control. Lo que en un inicio fue un sueño legítimo, se transforma en un estándar inamovible que exige, castiga y no permite descanso.

El problema no es la meta, sino desde dónde la persigues

Una meta puede motivar o destruir, dependiendo de su origen emocional. ¿Por qué te pusiste esa meta? ¿Es realmente tuya o la heredaste de expectativas familiares, sociales o culturales? ¿La deseas de verdad o solo crees que deberías desearla? Muchas personas no se detienen a hacerse estas preguntas y, sin darse cuenta, construyen su vida en torno a ideales que no les pertenecen.

Lo más peligroso es que, al atarte a una meta que no conecta contigo, sacrificas tu bienestar presente. No puedes descansar porque “aún no has llegado”. No puedes disfrutar lo logrado porque “aún falta más”. Vives en una eterna postergación de la felicidad. Como si solo al alcanzar ese punto imaginario pudieras permitirte estar bien.

Y a veces, cuando por fin llegas… te das cuenta de que no era lo que esperabas. O peor: que el camino te vació tanto, que ya no tienes energía para disfrutarlo.

Redefinir tus metas también es un acto de sanación

Sanar esta relación con tus metas implica soltar la rigidez. Aprender a ajustar el rumbo sin sentir que estás fallando. Reconocer que cambiar de dirección no es fracasar, sino evolucionar. Y que tu valor no depende de cumplir todo lo que te propusiste, sino de vivir con sentido.

En terapia trabajamos para ayudarte a reconectar con el deseo auténtico. A distinguir entre la voz del deber y la del deseo. A volver a construir metas desde un lugar más amoroso, más libre, más consciente. Porque tu vida no es una lista de tareas por cumplir, sino un proceso por habitar.

Si últimamente sientes que tus metas te presionan más de lo que te inspiran, que tu rutina pesa más que motiva, o que no sabes si vas en la dirección correcta, no lo ignores. Tal vez no fallaste. Tal vez estás creciendo y tu alma está pidiéndote nuevos mapas.

Equipo Psiquiatras Online


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