Hay versiones de ti que ya no están. Personas que fuiste, formas en que vivías, sueños que tuviste… y que hoy, simplemente, ya no te acompañan. A veces, esa transformación duele. Porque crecer también es dejar ir. Y no solo se hace duelo por quienes se van, sino por las partes de ti que ya no eres.
El dolor de perderte dentro de ti mismo
Tal vez extrañas a esa persona que eras antes de una pérdida, de una traición, de una etapa difícil. Tal vez recuerdas con nostalgia a tu yo más ingenuo, más libre, más confiado. O quizás te duele haber cambiado tanto que ya no te reconoces. Es completamente válido sentir ese duelo interno.
Sanar a ese yo que ya no volverá implica mirarlo con ternura. No desde el juicio ni la vergüenza, sino desde la compasión. Agradecer lo que fue, entender por qué cambiaste, y aceptar que no estás roto: simplemente has evolucionado. Ese “yo” que extrañas no se fue para siempre. Vive en lo que aprendiste, en lo que decidiste dejar atrás, en lo que hoy te permite ser más consciente.
Aceptar la transformación como parte del camino
No necesitas volver a ser quien eras para estar bien. Puedes construir nuevas formas de habitarte, nuevas maneras de confiar, de amar, de sentir. Pregúntate: ¿Qué me enseñó esa versión mía? ¿Qué necesito abrazar de mi presente sin seguir comparándolo con mi pasado?
A veces ayuda escribirle a ese “yo” que ya no está. Contarle que lo recuerdas, que le agradeces, y que estás listo para seguir. También puedes identificar qué de esa versión aún puedes rescatar: su alegría, su valentía, su ternura. Porque no todo se pierde, solo se transforma.
Si sientes que una parte de ti se quedó atrás y no sabes cómo reencontrarte, agenda una hora con nosotros. Estamos aquí para ayudarte a sanar desde el amor, no desde la nostalgia.
Equipo Psiquiatras Online