Tú sabes que una relación te hace daño, pero aun así te cuesta irte, te quedas porque sientes culpa.
Las relaciones tóxicas no siempre comienzan siendo malas, inician con cariño, conexión y promesas. Lo tóxico aparece cuando el amor se mezcla con manipulación, miedo o control, y sigues ahí intentando salvar algo que ya no te salva a ti.
Cuando amar se convierte en desgaste
En una relación sana, el amor da calma, en una relación tóxica, duele, te adaptas, te disculpas, justificas conductas, minimizas lo que sientes. Y lo haces por miedo a perder, por la esperanza de que cambie, o porque crees que puedes arreglarlo.
Pero no puedes sanar a alguien que no quiere verse.
Se dicen frases como: “sé que me hace mal, pero no puedo soltarlo”. Lo que te ata no es el amor, es el miedo a estar solo, la costumbre de cuidar al otro más que a ti o la creencia de que amar es aguantar, cuando al fin decides alejarte, aparece la culpa. Como si poner límites fuera egoísmo. Pero no lo es: es respeto propio.
Cómo salir sin sentir culpa
- No minimices lo que te lastima, si duele más de lo que alegra, no es amor, es desgaste emocional.
- Comprende su historia, pero no puedes sanar en su lugar.
- Hablar con un terapeuta o alguien de confianza sirve para sostener la decisión sin sentirte solo.
- Alejarte no es perder, es elegirte, aunque al principio duela, la paz que llega después lo compensa.
Equipo Psiquiatras Online


