No todos los niños que sufren lo expresan con llanto o rabietas. Algunos lo hacen con silencio. Con retraimiento. Con una mirada baja o un “todo bien” que no convence. En una sociedad que valora la extroversión y el rendimiento, los niños callados suelen pasar desapercibidos. Pero detrás de ese silencio, muchas veces hay una historia no contada, una emoción reprimida o un malestar no verbalizado.
Aprender a mirar más allá de lo evidente puede marcar la diferencia entre acompañar a tiempo o llegar tarde.
El silencio también puede ser una señal de alerta
Un niño que deja de hablar con naturalidad, que se aísla, que pierde interés por lo que antes disfrutaba, puede estar atravesando algo que no sabe cómo expresar. Puede ser ansiedad, bullying, conflictos familiares, inseguridad emocional, miedo, culpa. Y como no siempre tiene las herramientas para verbalizarlo, su mundo emocional se vuelve un terreno oculto.
El error común es pensar que “si no dice nada, es porque está bien”. Pero los niños aprenden rápido a callar si sienten que no serán comprendidos, que pueden molestar o que sus emociones no tienen espacio. Muchos pequeños se adaptan al silencio como una forma de sobrevivir emocionalmente.
Por eso es importante estar atentos no solo a lo que dicen, sino a lo que dejan de decir.
Estar presente es más que estar cerca
Escuchar a un niño va más allá de las palabras. Es notar sus cambios de ánimo, sus gestos, su forma de jugar, sus dibujos, su tono al responder. Es ofrecerle un espacio emocional seguro donde sepa que puede expresarse sin miedo a ser juzgado o reprendido. Porque cuando un niño siente que puede hablar, lo hará. Pero si ha aprendido que lo que siente no importa, callará incluso lo más urgente.
La intervención temprana en salud mental infantil es clave. No hay que esperar a que el problema crezca. La terapia infantil ofrece un espacio lúdico, respetuoso y cuidadoso donde los niños pueden expresar lo que no saben poner en palabras. Y a través de ese proceso, recuperan su seguridad, su voz y su bienestar.
Si tienes un hijo, sobrino o alumno que se ha vuelto más callado de lo habitual, no lo tomes a la ligera. El silencio puede ser una forma de pedir ayuda.
Equipo Psiquiatras Online