Tanto en la cultura oriental como en la occidental, la soledad puede verse como aquello que posibilita algo positivo. El problema surge cuando coexiste un sentimiento caracterizado por una profunda sensación de vacío y aislamiento que impacta negativamente en nosotros.

 

 

Esa soledad que aísla, nos quita el poder hablar y conectar con personas que nos importan. Esa que tiene un impacto en nuestra salud mental, se relaciona a cuadros depresivos -sobre todo en la tercera edad- pérdida de la motivación y a no poder satisfacer las necesidades sociales inherentes de todo ser humano.

 

Esta soledad es diferente del espacio íntimo habitado por nosotros mismos, que nos enriquece y ayuda a restaurar nuestra paz.

 

Tanto en la cultura oriental como en la occidental, la soledad puede verse como aquello que posibilita algo positivo o como un valor.  El problema surge cuando coexiste un sentimiento caracterizado por una profunda sensación de vacío y aislamiento que impacta negativamente en nosotros.

 

Por otro lado, los seres humanos somos seres sociales, capaces de vivir en colaboración o con el potencial para hacerlo. Evolutivamente, perseguir la caza por nuestra cuenta o ser exiliado de la manada era una sentencia. En aquel entonces, la experiencia de soledad tenía sus raíces en el potencial real de muerte. Los seres humanos evolucionamos para necesitarnos unos a otros, tanto física como emocionalmente.

 

EL EFECTO DEL COVID-19

 

Durante este tiempo de confinamiento en pandemia, adaptación y reinvención constante, muchas personas han perdido el sentido de conexión con otros, incluso se hace difícil conectar con quienes les rodean.

 

Hay resguardos de seguridad que podemos seguir ya que restringir el encuentro presencial es algo que nos seguirá acompañando durante este tiempo. La soledad aparece como una compañera posible de viaje, independiente de la cantidad de interacciones que tengamos en un día determinado.

 

Es cierto que las Redes Sociales han permitido continuar conectando a personas. Pero comprendemos que no funcionan sustituyendo la alegría de las relaciones íntimas, los abrazos y experiencias cotidianas compartidas y genuinas.

 

Estas formas de comunicación pueden resultar convenientes y han sido fundamentales para ayudarnos a mantenernos conectados.

 

Si aislamiento y vacío son sentimientos que aparecen de manera frecuente o intensa, busque la ayuda de un profesional adecuado. Si experimentamos soledad, entonces simplemente necesitamos más socialización.

 

La soledad -en el sentido de aislamiento forzado- puede continuar, pero debiera ser experimentada de manera completamente diferente. En Psiquiatras Online formamos parte de un grupo de profesionales capacitados que se especializan en ayudar a las personas a conectarse con otros.

 

Sobrellevar esta pandemia -y la experiencia de soledad- requiere un intenso esfuerzo. Debemos poder encontrar nuestra propia conexión significativa y descubrir nuestras propias capacidades y lugares en donde sentimos pertenecer. Alimentar constantemente este sentimiento puede dar lugar a una serie de efectos positivos.

 

No sólo contribuye a que las interacciones del día a día sean más felices, sino que también atrae lentamente a personas similares a nuestras vidas, con quienes tenemos mayor sintonía o experimentamos comunidad, generando experiencias más significativas y felices. Experiencias necesarias para sobrellevar de mejor manera este tiempo sin precedentes para nosotros.

 

 

Dra. Cristina Sade B.

Equipo Psiquiatras Online

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