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La trampa de la resiliencia mal entendida: ¿aguantar todo es ser fuerte?

La resiliencia es una palabra que ha ganado popularidad en los últimos años. Se asocia con fortaleza, con capacidad de adaptación, con salir adelante a pesar de todo. Pero no siempre se la entiende correctamente. De hecho, muchas personas creen que ser resiliente es “aguantar todo”, resistir sin quejarse, seguir aunque duela. Y eso no es resiliencia. Eso es desconexión emocional disfrazada de fortaleza.

La trampa de la resiliencia mal entendida es peligrosa porque promueve la idea de que sufrir en silencio es admirable, que no pedir ayuda es señal de madurez, y que el dolor debe enfrentarse sin mostrarlo. Esa visión solo lleva al desgaste emocional, al aislamiento y a la cronificación del sufrimiento.

La resistencia no es lo mismo que la resiliencia

Resistir es soportar sin romperse. Resiliencia es adaptarse con flexibilidad, procesar el dolor y reconstruirse con sentido. No son lo mismo. Una persona puede resistir durante años una situación injusta, dolorosa o abusiva, sin permitirse sentir ni pedir ayuda. Eso no la hace resiliente. La hace funcional… hasta que colapsa.

La resiliencia real implica contactar con la vulnerabilidad. No se trata de evitar el dolor, sino de atravesarlo con conciencia. Reconocer lo que duele, permitirte expresarlo, y aprender de ello sin dejar de cuidarte. El problema es que, culturalmente, muchas personas crecieron creyendo que mostrarse fuerte era lo mismo que no mostrar emociones. Que llorar era debilidad. Que pedir ayuda era para los que “no pueden solos”.

En consulta vemos con frecuencia personas que se enorgullecen de “aguantar todo”. Pero vemos cómo ese aguante se traduce en ansiedad, insomnio, enfermedades físicas, relaciones vacías y una profunda sensación de soledad.

Ser fuerte también es soltar, pedir ayuda y cuidar tu energía

La verdadera resiliencia no te empuja a soportar lo insoportable. Te invita a reconocer cuándo una situación ya no es sostenible, cuándo necesitas apoyo, y cuándo es momento de cambiar de camino. Te conecta con el autocuidado, no con la autosuficiencia extrema.

Construir resiliencia sana requiere derribar mitos personales. ¿Por qué crees que debes aguantar tanto? ¿A quién intentas demostrarle que puedes solo? ¿Qué pasaría si te permitieras pedir ayuda sin culpa? Ser fuerte no es cargarlo todo, es saber cuándo bajar la carga.

En terapia te ayudamos a reconstruir una versión más humana y compasiva de ti mismo. Una donde puedas ser fuerte sin ser invulnerable. Donde puedas sostenerte sin negarte.

Equipo Psiquiatras Online


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